Por
Any Aguilar
Durante
varios años, he escuchado a los políticos decir a los jóvenes: “Vengan. Formen
parte de nuestro partido”, “El país es de ustedes y sólo ustedes pueden
cambiarlo”, “Necesitamos que los jóvenes se involucren para que las cosas sean
diferentes” bla, bla, bla. Algunos
analistas, personas de muchos andares, ex funcionarios públicos -que hoy son
analistas-, dirigentes partidarios, los mismos militantes muchas veces son muy
tajantes al referirse ala juventud y nos
reclaman que si no tomamos roles protagónicos y no empujamos las carretas… los
bueyes (que no precisamente tienen que ser los políticos) no van a avanzar.
Así,
entonces, después de escucharlos tantas veces
–como uno de cipote es tonto- les termina creyendo y dice: “Si, si, si
señores tienen razón. Voy a participar". Viene uno de joven con todos sus
ánimos y esperanzas, cual niño inocente en medio de una camada de lobos
hambrientos, se involucra.
Como
joven, pichón tierno, temeroso de Dios. Te mezclas. Convencido de que
quieres “un mejor El Salvador”, un país
donde ya no te de miedo caminar, donde ya no veas a los ancianos en las
esquinas pidiendo una “cora”, o a las niñas tratando ferozmente de
prostituirse… Te involucrás porque querés cambiar las cosas. Porque estás
seguro de que ya no querés un país
donde le tengás miedo a morir esperando atención en el sistema de salud; o donde para ser parte
dela “clase media” no tengas que tener de fiador hasta al chucho de tu casa; o
salir a comer sin ocupar la tarjeta de crédito; que dicho sea de paso, la
usamos para el supermercado, la gasolina, pagar el blackberry, el agua, la luz,
el cable, las birrias, etc. etc.
Ahí vas… y te involucrás.
Participás.
Aprendás….
te asustás.... y salís corriendo.
Porque
señoras y señores, lo que los dirigentes políticos nos venden, en un país como
el nuestro, son partidos políticos de crespón, donde la participación está
supeditada a su real conveniencia, y cuidadito si “tus ideas” o “tu actuar”
–que supuestamente los necesitan pues el futuro es de los jóvenes- llegan a
trastocar“su forma de hacer las cosas”, entonces… hasta ahí llegó su necesidad
de necesitarte.
Los
jóvenes estamos hartos de muchas cosas y estamos hartos de que se haga política
como la hacen todos estos señores,
llámense partidos políticos, diputados, dirigentes de gremiales,
empresarios, sindicalistas, lideres religiosos, dirigentes de grupos de
fachada, analistas políticos, voces inexistentes, titiriteros y manos
peludas.
Por
eso en un día como hoy, donde los jóvenes de diferentes corrientes ideológicas,
credos y estratos sociales han decidido
vestirse de blanco en protesta por los actuares de estos señores políticos,
todos, yo les pido por favor: No sean sinvergüenzas, no se “monten”, no quieran
sacar “raja” de estas iniciativas. ¡No se vale hombre!
Yo
pienso, y reconozco, que el blanco es
un color muy hermoso que representa la paz y el anhelo de muchos de nosotros
que queremos un país mejor, representa
a los que amamos de verdad a esta tierra y que nos duele cuando un mal hijo (o
padre) de esta patria la vulnera…la deshonra… la corrompe.
El
blanco es un color muy hermoso… lástima que se ensucie bien rápido.
Any Aguilar
Muy buen artículo, en mi opinión, no es que vaya contra el movimiento de "yo me visto de blanco", simplemente es que algunos personajes que están detrás de este movimiento he podido darme cuenta que son los mismos que no tienen moral para estar ahora de constitucionalistas, entonces me da mucha tristeza, porque muchos jóvenes si creen en que manifestandose se logrará algo, pero los que iniciaron con esto, estan detras pero de sus propios intereses y eso no se vale......aqui ahora las palabras comunes son "Estado de Derecho" "democracia" "constitución", pero yo me pregunto, ¿será que todos los ciudadanos saben exactamente de lo que estamos hablando?, los políticos, los medios de comunicación, dicen siempre lo que les conviene y le hacen creer a la gente que así es..en lo personal estoy cansada de escuchar a los políticos dandoselas de moralistas y ahora de constitucionalistas...en El Salvador nuestra Carta Magna está redactada de una manera muy bonita, lamentablemente no se cumple lo que en ella se establece.
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